Amadeus Mozart, Beethoven, Louis Pasteur, Albert Einstein, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Pablo Picasso, Sócrates, Winston Churchill, Agatha Christie, Napoleón Bonaparte, ¿qué tienen en común? Todos ellos padecieron el TDAH, lo que no les impidió destacar en diferentes medios y áreas de actividad.
Tú hijo, tú sobrino, el hijo de tú amiga, tú compañero de trabajo, también ellos pueden estar sufriendo este problema, desde niños de apenas 4 o 5 años hasta adultos, pero ¿qué es en realidad el TDAH?, El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, se caracteriza por tres síntomas: la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad, aunque no siempre se presentan conjuntamente, existen tres distintos subtipos dentro de este trastorno:
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado.
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio del déficit de atención.
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio hiperactivo-impulsivo.
No se sabe muy bien cuál es el origen, pero parece que es una combinación de causas, de origen genético, biológico y psicosocial.
Es probablemente el trastorno infanto-juvenil que genera más consultas y también el más estudiado. Se trata de un trastorno crónico, que en el 50-80% de los casos persiste en la edad adulta, variando el grado de afectación. Es por tanto un problema clínico y de salud pública muy importante, tanto por el número de personas a las que afecta, como por los problemas y desajustes que puede producir en niños, adolescentes y adultos. Se calcula que afecta entre el 3 y 10% de la población infantil, siendo más habitual entre los niños que las niñas, según algunos estudios en una proporción de 4 a 1.
Para determinar si se trata del TDAH será necesaria una entrevista con los padres, así como obtener información sobre la conducta y el aprendizaje en la escuela, conviene repasar las notas durante los cursos pasados. La observación informal del niño en la clase, el comedor, el patio así como en el hogar también puede darnos la información necesaria sobre su conducta. Es importante una evaluación médica que incluya un examen físico para descartar problemas de vista y oído o algún problema genético.
Algunos síntomas de hiperactividad, impulsividad o desatención están presentes antes de los 7 años de edad, para establecer el diagnóstico de TDAH deben manifestarse en más de un lugar (colegio, casa, etc.) y prolongarse durante más de seis meses.
Entre los sintomas más frecuentes de Hiperactividad estarían: movimientos frecuentes de manos y/o pies, se levantan en clase o en otras situaciones cuando deben permanecer sentados, suelen tocar cosas que no deben, corren o saltan excesivamente en situaciones inapropiadas, hablan en exceso, tienen más accidentes de lo normal.
Para la Impulsividad: interrumpen constantemente conversaciones y juegos, son impacientes, se resisten a la disciplina, se entrometen en los asuntos de los demás, responden antes de que se haya acabado la pregunta, poca tolerancia a la frustración, poca previsión al actuar.
En cuanto al Déficit de atención: tienen dificultades para mantener la atención durante las tareas escolares o en otras actividades, evitan actividades que requieren un esfuerzo mental mantenido, les cuesta establecer prioridades, cometen errores en los deberes escolares u otras actividades por despiste y falta de atención a los detalles, no escuchan atentamente cuando se les habla, se distraen con facilidad, dejan lo que están haciendo por cualquier asunto sin importancia, les cuesta acabar sus tareas, pierden a menudo el material que necesitan para sus tareas o trabajos.
Una vez diagnosticado el problema, es vital empezar el tratamiento cuanto antes, la tercera parte de los pacientes responden bien al tratamiento y se produce una mejoría notable entre los 17-18 años, otra tercera parte mejora pero con niveles de adaptación familiar y escolar insuficientes y la tercera parte restante no evoluciona satisfactoriamente, sobre todo en niños con un bajo cociente intelectual, familias con problemas emocionales y/o bajo nivel socioeconómico.
El tratamiento que obtiene mejores resultados, consiste en una terapia multidisciplinar, que incluye fármacos como el metilfenidato (Concerta, Ritalin, Focalin) y tratamientos conductuales, con alrededor del 66% de éxitos frente al 50% solo con fármacos y el 33% solo con terapia de conducta. Además, resulta de gran ayuda que los profesores tengan una formación adecuada para tratar a los niños que padecen este problema.
El farmaco puede tratar los síntomas nucleares de este trastorno (hiperactividad, déficit de atención e impulsividad) modificando las señales químicas del sistema nervioso central al aumentar el nivel de neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina, mientras que la terapia cognitivo-conductual contribuye a la reducción de las dosis del fármaco y a la mejora de las habilidades sociales del niño.
Cualquier medicación debe tomarse siempre bajo la supervisión médica al objeto de controlar y/o evitar posibles efectos secundarios.
El pronóstico en general es bueno si se dan ciertas condiciones, la colaboración de la familia, la implicación y compresión de los educadores y un diagnóstico precoz. La prevención desde los primeros años escolares, evitará problemas en la adolescencia y madurez, mucho más difíciles de resolver.
Como todos los tratamientos de larga duración, se necesita constancia por parte del afectado y de su entorno más cercano, pero los resultados nos llenarán de satisfacción.
“La constancia no está en empezar sino en perseverar” Leonardo de Vinci