No cabe duda de que esta frase es una contradicción en si misma y nos hace pensar que cualquier cambio no está en nuestras manos, ya que no todo depende de nosotros, mas bien son nuestras circunstancias, externas y fuera de nuestro control las que nos condicionan.


Sin ánimo de entrar en discusiones filosóficas al respecto, tanto en lo que somos como en lo que hacemos y nos ocurre, influyen factores que a veces se escapan a nuestro control, sin embargo todavía hay mucho que podemos hacer para superar las situaciones que nos hacen infelices, ya sean limitaciones personales, problemas de relación, etc.


Me gustaría poder compartir con vosotros algunos artículos sobre temas que nos afectan a muchos y que para algunos representan un problema, en mayor o menor medida. En algunos casos un problema puede llegar a limitar la vida y a producir sufrimiento propio y de los que nos rodean.


Recuerda que:


La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Benjamin Franklin

lunes, 29 de agosto de 2011

RAZÓN vs EMOCIÓN - ¿QUÉ ES MEJOR?

Hombre racional frente a hombre emocional, ¿con quién te identificas?, históricamente la razón ha gozado de mayor prestigio que la emoción, sin embargo en los últimos años la neurociencia ha demostrado que son las emociones las que ejercen mayor influencia en nuestra conducta, que influyen más en cómo somos y que incluso pueden contribuir a nuestra salud o enfermedad.

En nuestros procesos mentales la razón y la emoción trabajan juntas, diferentes estructuras cerebrales permiten la interacción de ambas, la corteza prefrontal está implicada en lo que tiene que ver con la toma de decisiones y el razonamiento, mientras que la amígdala y el hipocampo son responsables de las emociones.

Originalmente las emociones eran meras respuestas instintivas simples, que permitían huir de peligros o acercarse a elementos beneficiosos, con el paso del tiempo estas respuestas se fueron haciendo más complejas y eficaces.

Todos los humanos, sin importar nuestra raza, cultura o el país en el que vivamos, reconocemos una serie de emociones básicas:

Ira: provoca contracción de los músculos, aceleración cardiaca y segregación de adrenalina. Nos prepara para luchar y defendernos.

Miedo: hace que nos escondamos o que salgamos huyendo, sirve para advertirnos de una amenaza.

Asco: nos protege de venenos o alimentos en mal estado que pueden dañar nuestra salud.

Tristeza: nos informa de las pérdidas importantes que hemos sufrido y además sirve para que los demás vean que necesitamos ayuda.

Sorpresa: ante un estímulo inesperado, positivo o negativo, hace que nos detengamos para poder elegir nuestra respuesta.

Alegría: nos produce una sensación de bienestar, seguridad y euforia que hace que queramos reproducir esa situación.

Cada vez que sentimos una emoción se ponen en funcionamiento multitud de mecanismos, se activan nervios, se liberan hormonas, se acelera  el ritmo cardíaco… todo nuestro cuerpo se moviliza, preparándonos para la situación que anuncia dicha emoción, todo esto sucede antes de percibirla de una manera consciente en forma de sentimiento.

En Septiembre de 2007 la revista Nature Neuroscience afirmaba que “la calidad de vida de un individuo depende de su capacidad para sentir las emociones de forma adecuada y para regularlas en respuesta a las circunstancias estresantes”

No se trata de reprimir o controlar nuestras emociones, no debemos anular nuestros sentimientos y ser únicamente racionales aunque tampoco podemos convertirnos en seres puramente emotivos, deberíamos conseguir el equilibrio emoción-razón. La razón nos ayuda a gestionar adecuadamente nuestras emociones, expresándolas de la forma adecuada, es la llamada inteligencia emocional, la base de los sentimientos positivos.

Las emociones y los sentimientos constituyen una parte esencial de la vida, los sentimientos influyen en la razón y la razón en los sentimientos.

Los pensamientos (la razón)  son procesos complejos mediante los cuales ordenamos, damos sentido e interpretamos la información disponible en el cerebro, algunos son el resultado de un sentimiento, en otros casos es el propio pensamiento el que influye en el sentimiento y produce una emoción.

¿De qué depende que tengamos un tipo de pensamiento u otro?

Nuestros pensamientos son afectados por la realidad externa, acontecimientos que podemos observar, medir o cuantificar y por la realidad interna,  sentimientos, recuerdos, creencias, expectativas, etc.

Generalmente no podemos cambiar los acontecimientos externos, aunque si podemos cambiar y manejar nuestra realidad interna, podemos decidir qué pensar y a qué queremos dar más importancia, en función de la interpretación que demos a un sentimiento tendremos un pensamiento diferente y nuestro estado de ánimo se verá afectado. A manera de ejemplo, la misma situación externa, la lluvia, puede producir dos posiciones distintas: ¡Qué mala suerte, y yo sin paraguas ¡ o ¡Hacía tiempo que no llovía, qué bien para la sequia¡

Algunas veces experimentamos  pensamientos automáticos, intrusivos y dañinos, estos también pueden ser modificados mediante entrenamiento.

No olvidemos que emoción y razón son procesos inseparables por lo que necesitamos equilibrar ambos procesos para tener vidas satisfactorias.

“La felicidad de tú vida depende de la calidad de tus pensamientos Marco Aurelio

sábado, 13 de agosto de 2011

LA CRISIS ¿CÓMO AFECTA A NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO?


Cada día en los últimos meses un nuevo acontecimiento nos sacude de nuevo, un país que tiene que ser rescatado por el fondo europeo, una revuelta en otro continente o en el propio, el aumento de las cifras de paro..., produciéndonos la sensación de que todo se derrumba bajo nuestros pies y que cada día puede ser aún peor que el anterior.

Millones de personas en distintos lugares del mundo están siendo afectadas de manera directa por la crisis, algunos no tan lejos de nosotros sufren dramáticamente sus consecuencias, sin embargo hay un sector importante de la población a quien esta situación económica no les afecta de manera directa, pese a lo cual, casi todos estamos afectados por el pesimismo y desaliento que genera la crisis que nos impide disfrutar de las cosas que nos rodean. 

Para los que no están afectados de manera directa por la crisis, resulta “peor la sensación de crisis económica que la crisis en sí misma”. 

A nivel social, recibimos mensajes de  políticos, financieros y personas influyentes de diferentes ámbitos de la sociedad, que podemos percibir de una forma ajustada a la realidad o no y que puede influirnos emocionalmente, aumentando la frustración, ansiedad, baja autoestima, tensiones y agresividad con los demás, en el trabajo, el hogar u otros lugares.

Si nuestro estado de ánimo está deprimido y tenemos una visión negativa de las cosas, pudiéramos decidir no intentar algún reto u objetivo que teníamos previsto, no queriendo arriesgarnos por miedo a que nos salga mal, entrando en un bucle en el que como no hacemos nada por miedo, tampoco conseguimos avanzar.

Algunos son especialmente vulnerables a la sensación de crisis, los jóvenes que están empezando en el mundo laboral, la tercera edad y las mujeres que no tienen trabajo.

A nivel individual, todos podemos hacer algunas cosas que nos ayudarán a cambiar esa sensación negativa:
  • Algo tan simple como dar la vuelta a nuestro razonamiento, en vez de pensar en “lo que nos falta”, pensar en “lo que si tenemos”, en las cosas con las que contamos, en todo lo que hemos logrado, en nuestro “haber” más que en el “debe”. 
  • Ponernos metas razonables, primero a corto y medio plazo, para una vez alcanzadas pasar a otras más ambiciosas y de largo recorrido. 
  •  Si estamos en una situación difícil, para poder tomar una decisión acertada, debemos conservar la tranquilidad, calcular y evaluar las variables y situaciones de forma lógica y positiva.
  • Trabajar nuestra actitud para que llegado el momento seamos nosotros quienes controlemos la situación y no sea la situación la que nos controle y anule. 
  •  Los que somos padres tenemos el deber de transmitir a nuestros hijos un mensaje positivo, de esperanza, evitando el derrotismo antes de tiempo.
A nivel institucional y social, tanto políticos como empresarios, deberían transmitir un mensaje razonable, sin caer en un optimismo infundado, buscar soluciones y explicar qué cosas se pueden hacer y cómo podemos contribuir cada uno de nosotros al éxito de esas soluciones. Un mensaje tranquilizador desde estas fuentes influyentes ayudaría mucho a reducir el miedo.

La historia de la humanidad ha demostrado la gran capacidad de adaptación al entorno que tiene el género humano. Las crisis como las desgracias pueden hundirnos o hacernos más fuertes y más sabios, tú decides como te enfrentas a ella, de tu actitud dependerá el resultado ¿saldrás airoso y fortalecido?

En las situaciones difíciles aflora lo peor y lo mejor de nosotros mismos, sin embargo en épocas de crisis, muchas personas ingeniosas y creativas consiguen sus mejores resultados y obtienen grandes éxitos en sus negocios ¿qué les hace diferentes?, tal vez la clave esté en su enfoque de las situaciones, se enfrentan a ellas de manera diferente, porque como decía Einstein “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.

Psicología para el día a día