Deseos, pasiones, placeres, afectos, sentimientos, emociones varias, todos ellos conforman un complejo mundo en el que estamos inmersos. En el discurrir del tiempo, se han producido cambios y tendencias sobre lo que debe imperar en el comportamiento humano, razón frente a emoción, mente o corazón, especulando sobre qué es mejor. Pascal consideraba vergonzoso sucumbir al placer, frente a esta postura estaba la de la ilustración en la que se volvió a recuperar el concepto de placer, Voltaire decía: “El paraíso terrenal está donde yo estoy”.
Para muchos resulta verdaderamente difícil saber qué es lo que están sintiendo, diferenciar sus emociones, poner nombre a los afectos, según muestran las estadísticas, una de cada siete personas, padece de alexitimia, que quiere decir “sin palabras para los afectos”, estas personas tienen dificultad o les resulta imposible reconocer y expresar tanto sus propias emociones, como las de las personas que les rodean. Aunque es bastante frecuente, no es muy conocido por quienes lo sufren, además es un problema que afecta a más hombres que mujeres. En algunos casos, la alexitimia se ha asociado a otras patologías: trastornos de la conducta alimentaria, toxicomanías, psicopatías y sobre todo a trastornos del espectro autista. Sin llegar a lo patológico, para muchos no es fácil orientarse en el mundo de las emociones y los afectos, nos ayudaría conocer el significado de algunos de los protagonistas de este puzle.
Las pasiones son inclinaciones, tendencias de gran intensidad, vehementes e impetuosas. Son más fuertes que las emociones y en muchas ocasiones atropellan el razonamiento y la inteligencia. Se dan más en la juventud, siendo más difíciles de controlar. Varían en su intensidad y frecuencia, y de unos a otros, pero están en nuestro repertorio de afectos y aparecen cuando nos enamoramos, cuando emprendemos un proyecto ilusionante o realizamos una actividad placentera, a unos les apasiona la música, a otros el arte, los viajes …el cine, siempre hay algo que nos agita y apasiona.
Ilusiones, tienen con ver con afanes, deseos, esperanzas que se desean satisfacer, influyen en el estado de ánimo, propician el optimismo y la aspiración por conseguir algo.
Deseo es pretender algo con ímpetu y fogosidad, una fuerte inclinación de la voluntad hacia algo o alguien que nos empuja al conocimiento del objeto o persona deseada. El deseo tiene un componente más inmediato y superficial que su compañero “el amor”. No podemos vivir sin deseos. En la depresión grave, una de las manifestaciones más comunes, es la falta de deseo o interés por los placeres de la vida, la apatía y desgana.
El placer está directamente relacionado con el deseo, obtenemos placer de conseguir lo deseado, es la satisfacción que recibimos, el disfrute del logro o la consecución de lo apetecido.
El amor, hay tantas definiciones y formas del mismo que necesitaríamos mucho tiempo para repasarlas, tan solo diré que el amor envuelve un proyecto de vida, tiene una proyección de futuro y es más profundo y duradero que el deseo, aunque el amor con mayúsculas recoge e incluye: deseo, pasión, placer y tiene un fuerte sentimiento de base.
La palabra afecto tiene que ver con el modo en que somos impactados interiormente por lo que sucede a nuestro alrededor, en nuestro particular mundo afectivo tenemos sentimientos, motivaciones, pasiones, emociones, ilusiones y deseos. Cruzándose unos con otros y mezclándose en cada momento y situación.
Los sentimientos serían la forma en la que expresamos nuestra afectividad, se relaciona con el pensamiento, la imaginación, la representación. Hay sentimientos vitales, sensoriales, psíquicos y espirituales. Podemos sentirnos tristes, ilusionados, motivados para la acción, etc.
Las emociones respecto a los sentimientos suponen una conducta motora. Se han planteado muchas teorías respecto a las emociones, resulta interesante la Teoría de la Expresión Facial de las Emociones, que establece que los humanos, disponemos de un surtido de expresiones faciales para expresar diferentes emociones: tristeza, miedo, alegría, asco, sorpresa… siendo comunes y reconocibles para todas las culturas.
Cuando experimentamos el amor, la pasión, el deseo, se producen sensaciones, percepciones diversas, para que seamos capaces de percibirlas, entender lo que oímos, reconocer lo que vemos, interviene la corteza cerebral, esta parte del cerebro es indispensable para entender una voz, comprender un gesto, distinguir entre una expresión amenazadora o una gratificante. Asimismo la amígdala recibe información de la corteza cerebral (racional), ajustando los pensamientos que se hayan producido, eliminando un sentimiento si no hay motivo o potenciándolo si lo hubiera.
De lo anterior podríamos concluir que razón y emoción trabajan juntas y pueden modular los sentimientos y la conducta, aunque en la práctica no resulta tan fácil, seguramente muchos habréis estado en situaciones en las que sentíais un fuerte impulso hacia algo o alguien, a pesar de que vuestra lógica os indicaba lo poco conveniente de ese deseo. La clave sería encontrar el punto de equilibrio para que estas dos fuentes de información (razón y emoción) interactúen y trabajen en nuestro beneficio.
Disfrutar de la vida es esencial, solo así podremos ser felices, para ello es preciso tener una actitud positiva, incluso cuando estamos en situaciones difíciles, ser capaces de ilusionarnos, de desear, de experimentar una pasión arrebatadora, de amar intensamente, de sentir, de percibir sensaciones y abandonarnos al disfrute bien entendido.