No cabe duda de que esta frase es una contradicción en si misma y nos hace pensar que cualquier cambio no está en nuestras manos, ya que no todo depende de nosotros, mas bien son nuestras circunstancias, externas y fuera de nuestro control las que nos condicionan.


Sin ánimo de entrar en discusiones filosóficas al respecto, tanto en lo que somos como en lo que hacemos y nos ocurre, influyen factores que a veces se escapan a nuestro control, sin embargo todavía hay mucho que podemos hacer para superar las situaciones que nos hacen infelices, ya sean limitaciones personales, problemas de relación, etc.


Me gustaría poder compartir con vosotros algunos artículos sobre temas que nos afectan a muchos y que para algunos representan un problema, en mayor o menor medida. En algunos casos un problema puede llegar a limitar la vida y a producir sufrimiento propio y de los que nos rodean.


Recuerda que:


La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Benjamin Franklin

jueves, 6 de diciembre de 2012

¿ES LA AUTOESTIMA LA CLAVE DEL ÉXITO?

Conozco hombres sabios, de amplia cultura y formación plural con una autoestima baja, por el contrario sé de hombres y mujeres sin apenas meritos personales ni culturales con una autoestima desproporcionada, ¿De qué depende la autoestima? ¿Es necesaria para el éxito? ¿Se puede ajustar? ¿Qué podemos hacer para mejorarla?.

“Una baja o una alta autoestima pueden llevar a la pasividad o a la acción, al fracaso o al éxito”. Nathaniel Branden

Antes de nada empezaremos por saber qué se entiende por autoestima, a finales del siglo XIX se consideraba a la autoestima el promedio entre los éxitos logrados y los pretendidos, es decir cuánto hemos conseguido y en cuánto hemos fallado. En los años 60, Rosenberg la definió como un sentido estable de la valoración personal, más adelante Branden la definió como la experiencia de ser competente para arreglárselas con los desafíos básicos de la vida y ser digno de la felicidad.

Podemos decir que tener una autoestima alta permitirá enfrentarse a los desafíos básicos de la vida, creerse competente, apto para los retos y tareas que se le presenten y sentirse merecedor de felicidad.

En el otro extremo, con una autoestima baja, estarían los que se sienten incapaces de tomar decisiones, hacer elecciones correctas, enfrentarse a un cambio y que sufren por su incapacidad ante esas situaciones. Las personas de baja autoestima suelen tener sentimientos de inferioridad con respecto a los demás, su círculo social se encuentra muy limitado, privándose así de posibilidades amistosas, laborales, etc.

Muy relacionadas con la autoestima estarían: el auto concepto (opinión propia), la sensación de confianza ante los desafíos (eficacia personal) y la sensación de ser merecedor de la felicidad (respeto a uno mismo).

El concepto que tenemos de nosotros mismos se verá afectado por la comparación subjetiva que hacemos con los demás. También estará influido por la valoración que otros hacen de nosotros y por nuestro historial de éxitos y fracasos en la vida.

La eficacia personal conlleva confianza en nuestra capacidad de pensar, de entender los hechos, de aprender, elegir y tomar decisiones. Confiar y creer en uno mismo, en que uno será capaz de algo, de conseguir lo que desea.

El respeto a uno mismo implica reafirmarse en la propia valía personal, es una actitud positiva ante el derecho a vivir y ser feliz, el derecho a sentirte a gusto con tus pensamientos, deseos, necesidades, proyectos…

¿De qué depende la autoestima?


Es durante la infancia, con el cariño y la aprobación adecuada de los padres, cuando se va formando el auto concepto de la persona, un exceso de cariño o sobreprotección perjudicaría al niño en el crecimiento de su autoestima, si bien lo contrario tampoco sería beneficioso. Los padres deberán dar por tanto un apoyo, reconocimiento y estímulo adecuado que permita que se sientan motivados y puedan desarrollar sus propias habilidades.


La autoestima no depende de los aspectos externos, no se basa en temas materiales, no se necesita ser más joven, más guapo, más listo, más famoso o más rico, tampoco se necesita tener más amigos para mejorar la autoestima. Muchas personas ricas, guapas, famosas e influyentes, con una situación aparentemente ideal, tienen graves problemas de autoestima. Aunque tener satisfechas nuestras necesidades básicas y contar con buenos amigos, puede hacer que nos sintamos mejor con nosotros mismos, no mejorará necesariamente nuestra autoestima.


La autoestima depende de aspectos internos de la persona, de nuestra actitud ante la vida, de la confianza que tenemos en nosotros mismos.


Es también importante distinguir entre la autoestima real, la propia, que sería la opinión que la persona tiene de sí misma y la inducida, que dependería de la valoración externa, de la consideración o apreciación que hacen otras personas sobre nosotros. Los refuerzos sociales, halagos, expresiones gestuales, reconocimiento social, etc. podrían influir positivamente en nuestra propia autoestima.

¿Cómo mejorar la autoestima?

Es necesario conocer cómo funcionamos, cuáles son nuestras fortalezas y aspectos positivos y cuáles son nuestras limitaciones. A partir de esta valoración, decidiremos qué aspectos deseamos mejorar y cuáles reforzaremos. El plan de acción para cambiar determinadas características debe ser realista y alcanzable, tenemos características que tendremos que aceptar y con las que convivir, intentando sacar partido y ver su aspecto positivo.

Algunas claves para mejorar la autoestima:
  • Tenemos que querernos a nosotros mismos, en la misma medida que queremos a los demás.
  • No idealizar a los demás.
  • Evaluar las cualidades y defectos.
  • Hemos de saber integrar nuestros valores, nuestras creencias con nuestra conducta, con nuestros hechos. Necesitamos principios que guíen nuestras vidas.
  • Controlar los pensamientos.
  • No buscar obsesivamente la aprobación de los demás.
  • Ante las dificultades de la vida, pensar que son normales, inherentes a ella.
  • Tomar las riendas de la propia vida, aprender a reflexionar en silencio, a meditar, y escuchar a sí mismo.
  • Afrontar los problemas sin demora.
  • Disfrutar del presente.
  • Hemos de realizar nuestros sueños, pero sin perder de vista nuestras responsabilidades, sin alejarnos de nuestra realidad
  • Aprender de los errores.
  • Practicar nuevos comportamientos.
  • No exigirse demasiado.
  • Aceptar el propio cuerpo y condiciones de vida, ello no implica que no podamos mejorar, significa no estar en guerra contra nosotros mismos.
  • Ser independientes, hemos de pensar por nosotros mismos, los demás no nos tienen que dictar nuestros pensamientos y mucho menos nuestra conducta.
  • Saber aceptar la soledad en determinados momentos o etapas de nuestra vida, somos seres sociales y nos necesitamos unos a otros para sobrevivir, pero hay momentos en que no podemos estar acompañados y no por ello tenemos que sentirnos abandonados.

Tener una autoestima adecuada nos hará más felices y contribuirá a que tengamos más éxito en los retos, tareas o proyectos a los que nos enfrentemos.

"La confianza en sí mismo es el secreto del éxito". Ralph Waldo Emerson

Psicología para el día a día