¿Son tan complicadas las mujeres como dicen los hombres? ¿Es verdad que las mujeres son más sensibles que los hombres? ¿Más luchadoras? ¿Más inteligentes? ¿Tienen menor capacidad para las ciencias las mujeres? Estas y otras preguntas inundan nuestras conversaciones y han llevado a la comunidad científica a realizar estudios que den respuestas.
La ciencia muestra que son distintas de los hombres. Por ejemplo: el impacto del estrés no es el mismo en las conductas de hombres y de mujeres. También el espacio que ocupan las relaciones sexuales en el cerebro de ambos es distinto. El manejo de las emociones también resulta diferente en la mujer y el hombre. En contra de lo que creíamos, la ciencia nos sugiere que el cerebro tiene sexo.
Es importante recordar, que todos tenemos desde la concepción y hasta las ocho semanas de vida fetal, circuitos cerebrales femeninos, no es hasta después de la octava semana de vida fetal cuando los pequeños testículos del feto masculino, comienzan a producir grandes cantidades de testosterona, impregnando los circuitos cerebrales y transformándolos en masculinos. Cuando nacemos, estamos plenamente diferenciados, tenemos circuitos masculinos o femeninos. El cerebro femenino no se ha visto expuesto a esa gran cantidad de testosterona, lo que ha hecho que algunas zonas sean más grandes y otras más pequeñas.
Veamos las áreas del cerebro donde hay mayor diferencia con respecto al hombre:
Hipocampo. La memoria de elefante, nos hace recordar detalles, situaciones, encuentros románticos. Mayor y más activo en las mujeres.
Ínsula. Lugar donde se procesan los sentimientos viscerales. Mayor y más activo en las mujeres.
Amígdala. Núcleo de los instintos más básicos y primarios, verdadera bestia interior, a quien sólo frena el CPF. Resulta mayor en el hombre.
Córtex cingulado anterior (CCA). Sopesa las opciones, toma de decisiones, centro de preocupaciones menores. Es mayor en la mujer.
Con respecto a las hormonas, el estrógeno es el rey compartiendo protagonismo, aunque en segundo plano a la progesterona. Otras hormonas como la oxitocina, el cortisol y la poderosa testosterona también tienen papeles importantes en diferentes momentos de la vida femenina.
Las diferencias son evidentes entre ambos géneros si nos basamos en la fisiología de cada uno de los cerebros masculino o femenino, pero si nos centramos en los aspectos emocionales también encontramos diferencias básicas que pueden deberse a múltiples factores, desde la genética, a la educación recibida, se trata de una realidad que debemos aceptar, no tratamos de la misma manera a niños que a niñas, a pesar de estar en el siglo XXI. La educación y la cultura siguen mostrando una diferencia de género.
Estas diferencias las podemos ver en múltiples aspectos de la vida, desde las diferencias en el hogar, en el mundo profesional, a la manera de ver y vivir la vida en aspectos generales. Una de las diferencias que seguro has podido percibir en tu entorno, es la facilidad con que las mujeres comparten sus intimidades con su grupo de amigas, hablan de sentimientos e incluso pueden quedar simplemente para hablar y apoyarse. En el caso de los hombres, pueden hablar de cualquier otro tema, ya sea política, deporte, finanzas… pero no suelen hablar de sus sentimientos e intimidades, incluso cuando están pasando por un mal momento.
Es bastante frecuente que las mujeres se quejen de los olvidos de los hombres, no se acordaron de su aniversario u olvidaron que hoy era su cumpleaños. Haz la prueba, pregunta a tu marido si recuerda qué ropa llevabas puesta en vuestra primera cita, salvo excepciones, lo más probable es que no lo recuerde. ¿Y tú? Seguro que recuerdas hasta pequeños detalles de ese encuentro.
Las mujeres son más empáticas, para ellas es más fácil reconocer las emociones en los rostros que tienen enfrente, replicando y empatizando con esas emociones. Esto les da ventaja en el trato con otros. Para la mayoría de las mujeres resultan muy importantes las relaciones sociales, algo que se manifiesta desde la adolescencia en la que las chicas ocupan muchas horas de su tiempo en contactar con sus amigas, largas conversaciones telefónicas, decenas de mensajes etc.
Y también las mujeres se preocupan más que los hombres, tienden a percibir el riesgo, los problemas antes y en mayor intensidad que los hombres. Necesitan controlar más las situaciones, incluso pequeños detalles. Como resultado, hay más mujeres que padecen depresión y ansiedad.
El psiquiatra más polémico de Estados Unidos Daniel G. Amen, explica que identificamos al menos cinco vías por las que el cerebro femenino tiene más capacidad que el del hombre: intuición, empatía, autocontrol, niveles apropiados de ansiedad y colaboración". Tras el estudio de más de 46.000 escáneres cerebrales en los que se comparó el cerebro masculino y femenino identificaron que "el cerebro femenino está activo alrededor de un 90 por ciento frente al masculino que lo está un 9". Amen reconoce que le asombraron lo diferentes que son los cerebros de la mujer y el hombre.
Similitudes y diferencias, convergencias y divergencias. Condenados a entendernos y relacionarnos desde que nacemos. Por tanto, saquemos el mejor partido a las diferencias, sumemos las aptitudes y destrezas de hombres y mujeres, respetemos las peculiaridades, al fin y al cabo nuestros cerebros marcan las diferencias y no siempre podemos variar la tendencia natural.
"La gran pregunta que nunca ha sido contestada y a la cual todavía no he podido responder, a pesar de mis treinta años de investigación del alma femenina, es: ¿qué quiere una mujer?". Sigmund Freud