YO SOY YO Y MI CIRCUNSTANCIA - José Ortega y Gasset
No cabe duda de que esta frase es una contradicción en si misma y nos hace pensar que cualquier cambio no está en nuestras manos, ya que no todo depende de nosotros, mas bien son nuestras circunstancias, externas y fuera de nuestro control las que nos condicionan.
Sin ánimo de entrar en discusiones filosóficas al respecto, tanto en lo que somos como en lo que hacemos y nos ocurre, influyen factores que a veces se escapan a nuestro control, sin embargo todavía hay mucho que podemos hacer para superar las situaciones que nos hacen infelices, ya sean limitaciones personales, problemas de relación, etc.
Me gustaría poder compartir con vosotros algunos artículos sobre temas que nos afectan a muchos y que para algunos representan un problema, en mayor o menor medida. En algunos casos un problema puede llegar a limitar la vida y a producir sufrimiento propio y de los que nos rodean.
Recuerda que:
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Benjamin Franklin
martes, 20 de septiembre de 2016
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Estaré encantada en seguir contando con vuestras visitas.
Gloria Martínez Ayala.
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domingo, 4 de septiembre de 2016
ESTRÉS ¿QUÉ ES? ¿QUÉ LO PRODUCE? ¿CÓMO MANEJARLO?
- Cansancio o agotamiento.
- Poca concentración o mala memoria.
- Dificultad para tomar decisiones.
- Dolor de cabeza, sudoración, nerviosismo.
- Problemas para dormir o comer.
- Calambres abdominales o náuseas.
- Cambios anímicos, irritabilidad, impaciencia, mal genio e ira.
- Ansiedad, preocupación, miedo y depresión.
- Presión arterial alta, dolores en el pecho, enfermedad cardíaca, ataque al corazón, derrame cerebral.
- Dormir lo suficiente.
- Mantenerse físicamente activo.
- Respirar y relajarse.
- Hablar de lo que le preocupa.
- Escribir sobre lo que le preocupa.
- Trátese bien.
- Dedíquese tiempo para sí mismo.
- Evite complicarse la vida más de lo necesario.
- Tenga sentido del humor.
En ocasiones, podríamos no darnos cuenta de que estamos sufriendo un estrés considerable y podría pasarnos lo que a la rana del cuento “si arroja una rana viva a una cazuela de agua hirviendo, lo más probable es que la rana al notar el agua en ebullición, en milésimas de segundo, salte fuera de la cazuela humeante, pero si mete la misma rana en la misma cazuela, esta vez llena de agua fría, la rana se sentirá cómoda en su elemento y no saltará. Luego caliente progresivamente el agua y verá como la rana termina cociéndose sin que apenas se entere”.